Uno de los lugares que más se visita durante todo el año es Túnez. Si bien es cierto que puede haber conflictos, la verdad es que es un sitio lleno de magia y dedicado casi por completo al turismo. Vale la pena descubrirlo y visitarlo, porque en él encontraremos un país completamente distinto cada vez que se visite y de seguro no quedaremos decepcionados ante tanta belleza y una cultura que es difícil que pase inadvertida.
Además la cocina tunecina sorprende siempre y para los más valientes, existen platos que son toda una explosión de sabores en el paladar. Conocer de cerca la Medina es algo indescriptible.
Su grandeza y elegancia la hace ser una de las más importantes de todo el mundo e incluso está incluida en los patrimonios de la humanidad desde el año 1979. Visitar en el interior la mezquita Zitouna, así como los diferentes palacios que podemos admirar como pueden ser el del Bey o las Tres Torres, es toda una experiencia que se tiene que vivir en persona para entender y sentir la grandeza del lugar.
Por supuesto las ruinas de Cartago son otro lugar imprescindible en nuestro viaje a Túnez, puesto que ahí entenderemos una parte de la historia de esta antigua ciudad romana que es todo un lujo para quienes gustan de conocer el arte, la historia y la cultura del pasado.
Entre otras cosas, en Túnez encontraremos parques impresionantes como es el Parque Belvedere en el que además de poder pasear sumergidos en la tranquilidad y el silencio, podremos encontrar en él tanto el zoo de la ciudad como el Museo de Arte Moderno.
Para hacernos una idea de la cocina tunecina, visitar y caminar por el mercado central de la ciudad, es una experiencia que nos deja sabores, olores y costumbres a través de los frutos secos y de otros muchos alimentos y especias típicas de este rincón del mundo.
En su conjunto, Túnez es un destino ideal para quienes quieran descubrir una ciudad diferente en todos los aspectos y traerse de vuelta una gran cantidad de recuerdos imborrables.