Nuestro viaje a Menorca fue un como sueño. Salimos con el barco desde Barcelona casi a
las 11 de la noche y dormimos estupendamente en el camarote, por la mañana nos despertó la sirena del
barco y cuando salimos a ver el paisaje, nos encontramos la isla en frente y ya
solo eso fue todo un lujo, ir acercándonos poco a poco y divisar las casas, el
puerto y todo lo que es la isla desde el mar…
Cuando ya llegamos al hotel, lo cierto es que quedamos encantados,
tenía unas vistas increíbles, aunque he de decir que creo que en cualquiera de
los hoteles de Menorca las vistas son espectaculares. Bueno, pues solo dejamos las maletas, alquilamos
un coche y a disfrutar de la isla. No hay
ningún paisaje ni ningún lugar que no haya valido la pena visitar, desde las
más pequeñas calas, a las playas más concurridas, todas tienen un encanto
diferente y mágico. El agua del mar,
hasta la del mismo puerto, es transparente y te invita constantemente a
sumergirte en ella y a disfrutar de su temperatura, y en las playas, la arena y
todo el conjunto en general está muy bien cuidado y limpio.
Los días que dedicamos a conocer la parte interior de la
isla, nos encontramos con muchas maravillas a las que no pudimos dejar de hacer
fotos, y cuando descubrimos la Cova d’en Xoroi, fue todo un espectáculo. Fuimos
de día, pues fue como la encontramos, y luego volvimos por la tarde para
ver el anochecer desde ahí, y entre la música, por cierto muy acertada, el
ambiente y el paisaje, pasamos una noche estupenda.
Por si fuera poco, la amabilidad y el trato que recibimos en
todo momento, tanto por el personal del hotel, como por las gentes de Menorca
fue excepcional, en cualquier punto en el que teníamos que parar con el coche
alquilado y preguntar hacia donde ir para llegar a un sitio u otro, lo cierto
es que nos indicaban con todos los detalles y muy pacientemente.
Sinceramente, creo que volveremos muy pronto a Menorca,
porque la experiencia ha sido fantástica!