Todavía tenemos un sabor romano en nuestros recuerdos. Ha sido magnifico nuestro viaje a Roma y desde luego volveremos a repetirlo muy pronto. En la capital italiana se respira una forma de vida completamente diferente a otras ciudades de este país en las que ya hemos estado.
Toda Roma parece un caos la primera vez que se pone pie en ella, pero luego sin darse uno cuenta empieza a formar parte de ella y a disfrutar como nunca de todo lo que se puede ver, descubrir y conocer a cada paso y en cada rincón. Hay muchísimos lugares que han de ser visitados, y nosotros creo que los vimos todos, por lo menos todos los que queríamos ver. Claro que por algún lugar hay que empezar, y por ello cogimos un taxi y lo primero que hicimos fue ir al Coliseo. Bueno, bueno, ya el trayecto fue toda una aventura, pero una vez llegados a la meta, lo cierto es que nos quedamos impresionados. Ha sido como estar en el pasado y a la vez en una película, en fin, lo recomiendo porque vale la pena.
Luego seguimos por el Foro Romano y, no hay palabras. Si el Coliseo era como estar en el pasado, el Foro es estar definitivamente, impresionante. Nuestra siguiente visita fue el Monte Palatino, desde donde también fuimos al Circo Máximo. Este recorrido es excepcional, y preparaos para hacer fotos, no habrá rincón que se os resista.
La lista de lugares es infinita, Las Termas de Caracalla, el Panteón, Villa Borghese, y por descontado todas y cada una de las plazas y calles o callejuelas de la ciudad.
Los restaurantes nos parecieron todos divinos, la comida inmejorable, una variedad y calidad buenísimas, tanto como el trato y la simpatía de las personas que nos atendieron en todo momento, y algo que nos gustó mucho, también fue el ambiente y la forma de ser campechana de los romanos.
Ah!! No hay que olvidar la visita a la Fontana di Trevi y hacer el ritual de la moneda, dicen que si lo haces, tarde o temprano vuelves a la ciudad, así que por si acaso nosotros lo hicimos.