Galicia es una tierra de tradiciones, superticones y leyendas. Una de estas leyendas tiene que ver con un lugar mágico llamado San Andres de Teixido.Según la historia el Santo, algo envidioso de la afluencia de peregrinos a Santiago, permanecía triste y apagado. Un día recibió la visita del mismísimo Señor en compañía de San Pedro. Como quiera que el Santo formulara sus quejas a tan insignes autoridades el Todopoderoso le prometió que a su santuario acudirían en romería todos los mortales y, quien no lo hiciera de vivo, vendría a verle de muerto reencarnado en el cuerpo de un lagarto, sapo o culebra. Aún hoy entre los gallegos es fácil escucharles: “A San Andrés de Teixido vai de morto o que non foi de vivo” (A San Andrés de Teixido ha de ir de muerto el que no fue de vivo).
Pero esta visita no es solo una obligación religiosa porque podrás disfrutar de una de las tierras más salvajes que existen y de la belleza y la fuerza del mar de esta zona. En el mirador natural de Vixía de Herbeira, te encontrarás con la mayor cota de un acantilado sobre el mar que podramos encontrar en toda Europa: 620 metros de altura.
Durante el viaje debes tener cuidado porque en esta zona ( a 12 kilometros de Cedeira) pastan en libertad las llamadas “bestas” o caballos salvajes, pequeños y robustos, adaptados durante siglos a la supervivencia en estas montañas. Estos caballos son los protagonistas de una fiesta de raíces ancestrales en Galicia: la Rapa das Bestas, un rito que consiste en marcar a fuego y “rapar” las crines de las reses (que luego se aprovechan con fines industriales). La ceremonia se celebra en el “curro”, recinto donde se acorrala a las bestias y aquí, en Capelada, la rapa se celebra el domingo más cercano al 1 de julio. Los animales más jóvenes recuperan la libertad tras la fiesta. Si no sabes qué hacer en esas fechas apunten esta cita como posibilidad.
Una vez llegamos al Santuario de San Andrés, hay que respetar varias tradiciones: la primera, comprar una colección de figuritas de pan sin levadura, endurecidas al horno y pintadas de vivos colores, rojo, amarillo y azul. Son cinco figuritas: una flor del deseo, una barca, un pescador y una sardina en honor a la profesión del santo, y una mano que a veces se sustituye por una paloma de la paz. Una vez adquirida la colección hay que entrar en la ermita y rogar la bendición del santo. Después, se toma el camino hacia el mar rumbo a la fuente del santo donde quien lava sus verrugas en los tres caños las perderá para siempre. Tras beber en la fuente (donde todo el mundo bebe a pesar de que figura escrito agua no potable), hay que bajar hasta la orilla del mar en busca de la “herba namoradeira“ o clavel marino (hierva de enamorar), y los “xuncos de ben parir”, (juncos del buen parir), plantas que ayudan conquistar amores y a mitigar los dolores de las parturientas. Luego hay que y volver al santuario con el ramo y deuda saldada.
Ah, ojo, un último consejo. Procura no matar a ningún animal ni insecto que veas por la zona, ni a una mosca. Es probable que los bichitos que se encuentren sean difuntos reencarnados en peregrinación a la ermita para poder entrar en el Reino de los Cielos.