Cuando tomamos la decisión de ir a Disneyland París, no esperábamos encontrar un parque muy diferente a muchos otros en los que ya habíamos estado. Pero lo cierto es que desde el minuto uno, cuando nos estábamos acercando por las escaleras mecánicas y veíamos desde lejos la entrada al parque, empieza a subir por el cuerpo una sensación extraña que no sabes si son nervios o ilusión, y puedo asegurar que esa sensación perdura durante mucho tiempo, incluso una vez llegados a casa.
Es un parque increíble, en el que dejas fuera a la persona adulta y todos los que entramos, de alguna manera, nos convertimos en niños, a veces incluso más niños de lo que pueden ser nuestros propios hijos. Todas y cada una de las atracciones que hay en Eurodisney están basadas en las películas que has visto durante la infancia, o las más modernas de los últimos años.
Realmente están muy logradas, y no sabría cuál de ellas elegir como la mejor, pero si tengo que decantarme por una, Los Piratas del Caribe es impresionante, y prueba de ellos es que nos subimos como 20 veces a la misma atracción…
Las hay de todos los tipos, de esas que te dejan sin aliento y de aquellas otras que son muy tiernas, pero tanto unas como otras, valen la pena por igual. Además los espectáculos que hay durante todo el día son impresionantes, así como la gran cabalgata que está muy bien hecha y hace que te sientas participe en todo momento de ella.
Por si fuera poco el trato que recibes por parte de todos los trabajadores es muy amable y te sientes muy bien acogido en cada momento, y la limpieza general, pasando desde el parque a los baños, es impecable.
Lo que es para la comida y los refrescos, tampoco es excesivamente caro, teniendo en cuenta otros parques temáticos a los que hemos ido, en los cuales ya se sabe que todo es un poco más caro de lo habitual.
Vaya, que el viaje ha valido la pena, y lo recomiendo a todos los públicos, da igual si hay niños o no, porque en Eurodisney no hay edades!!