Nunca mejor dicho, fue como estar en el paraíso. Nuestro viaje a Madeira ha sido toda una experiencia única e incomparable, desde el minuto uno de nuestra llegada, hasta mucho después de haber vuelto a casa. Todo lo que es la isla, es un espectáculo que no tiene comparación, las vistas y los panoramas desde cualquier punto son impresionantes, además de gozar de un clima que es perfecto en cualquier época del año. Hay muchísimos sitios que visitar en Madeira, y creo que nosotros intentamos verlos todos.
Primero vistamos Funchal. Solo el hecho de pasear por sus calles es todo un lujo, y cualquiera de los monumentos que nos encontrábamos a nuestro paso era digno de fotografiar y de admirar. También fuimos al Jardín Botánico, y os aseguro que vale la pena recorrerlo por completo y sin prisas, puesto que resulta ser un lugar precioso y ofrece unas vistas espectaculares de toda la isla.
Bajo nuestro punto de vista, una de las mejores maneras de descubrir todos los encantos de Madeira es la de hacer largos paseos y llegar a los rincones más insospechados, porque todo lo que nos fuimos encontrando a nuestro paso era mejor que lo anteriormente visto.
No hay que perderse por ningún motivo, las piscinas naturales volcánicas de Porto Moniz, y por supuesto, no hay que dejar de disfrutar al máximo de las playas de la isla, porque cada una de ellas tiene un encanto natural diferente y mágico.
Por si todo esto fuera poco, el ambiente que se respira es ideal, la gente siempre ha sido muy amable en todo momento y esto hace que los días en la isla sean todavía más perfectos.
El hotel increíble, y la comida, tanto del hotel como de los diferentes restaurantes a los que fuimos, también estuvo muy bien.
Es un viaje que recomendamos al máximo y, aunque nosotros fuimos en pareja, la verdad es que también se veía mucho turismo familiar por toda la isla, así que si no sabéis donde ir este verano, yo no me lo pensaría dos veces y haría ya las maletas para irme a Madeira.