Este es otro de los viajes muy deseados que por fin he podido llevar a cabo. Desde el mismo momento en el que el sueño empezó a hacerse realidad, lo cierto es que ha sido una vivencia increíble bajo todos los puntos de vista imaginables.
Es impresionante como en medio de tanto desierto, como si fuera un espejismo, de golpe te encuentras con esta inmensa y maravillosa parte del mundo llamada El Cairo. En ningún momento parece posible que haya tantos rascacielos y hoteles a la orilla del espectacular río Nilo, pero sí los hay, y cada uno de ellos son magníficas obras de arquitectura moderna, rodeadas también de una desbordante naturaleza que juntándolo todo hace de este lugar un lujo incomparable a cualquier otro lugar del mundo.
Pero por supuesto, no solo es modernidad y lujo lo que hay en El Cairo, pues además de ello, también se respira y se vive de cierto modo un gran pasado histórico y cultural, que se puede conocer y vivir a través de sus innumerables mezquitas e iglesias que entremezclan el mundo musulmán con el cristiano formando un conjunto lleno de encantos que hace de esta ciudad un regalo mundialmente reconocido.
La verdad es que resulta ser una ciudad apta para todos los gustos, pues en ella encontré grandes rastros de un pasado imponente, con las Pirámides de Guiza, donde pude admirar de cerca y a la vez sentirme muy pequeña ante tanta grandeza, todos los puntos más emblemáticos, como es la Gran Pirámide de Keops, que cuando se tiene la oportunidad de tenerla en frente, entiendes aún más por qué es considerada una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.
No hay otra palabra para describirla que: impresionante.
Por descontado hay que visitar todos los barrios que se esconden en El Cairo, porque en cada uno de ellos es posible encontrarse con magníficas obras, aparte de tener la experiencia única y peculiar de pasear entre sus calles.
En realidad es un viaje que recomiendo muchísimo, y hasta me permitiría decir que es un destino turístico que antes o después, todo el mundo debería conocer en persona, porque realmente vale la pena.